Itterswiller, flores por doquier

Itterswiller, flores por doquier

Después de un paseo por plena naturaleza, llega el momento de volver a parte de la esencia de Alsacia y la que os hace venir a gran parte de vosotros/as: los pueblos. En esta ocasión y aprovechando el verano, mi socio y yo nos desplazamos hasta Itterswiller, un pequeño pueblo del Bajo Rhin. La excusa y principal motivación estaban claras: las flores. 

Si os quedáis a leer, os mostraré qué ver en Itterswiller, compartiré muchísimas fotos  y CREO que os vais a enamorar de él. Siento decirlo pero es así.

Datos prácticos

Itterswiller (250 habitantes), pueblo vinícola, está enclavado en la llanura del Rhin y forma parte de la Ruta de los Vinos de Alsacia.

Si hablamos de distancias, le separan 14 km de Obernai, 38 km de Colmar y, finalmente, 39,4 de la ciudad de Estrasburgo.

En 2017, Itterswiller consiguió la Fleur d’Or, una insignia anual a nivel nacional que premia el esfuerzo y esmero por la decoración floral.

Para llegar hasta aquí, la mejor opción es el coche. No hay línea de autobús ni de tren que conecte este pueblo con otro más grande (ni más pequeño). La única opción sería llegar andando desde la estación de Epfig (1,5 kilómetros) o el uso de bicicleta

El tema del aparcamiento es muy sencillo y creo que no hace falta ni que os de una guía. Lo único sería tener cuidado y no aparcar delante de un vado o área expresamente prohibida.

La mejor época para hacer una visita es el verano y principio del otoño. Su encanto aflora, nunca mejor dicho, cuando las viñas están bien verdes y el pueblo bien colorido gracias a la gran cantidad y variedad de flores estivales.

Duración aproximada de la visita: una hora.

Breve referencia histórica

Itterswiller ya estaba ocupado en la época romana (Villa Itineris / Casa junto al camino) y éstos pobladores, grandes amantes del vino, fueron quienes introdujeron la vid en el pueblo. A día de hoy, aún quedan restos de aquella calzada romana.

Mencionado oficialmente y por primera vez en el siglo XII, el pueblo estuvo administrado por el obispo de Estrasburgo y los señores de Andlau. En el siglo XVII, el pueblo fue duramente golpeado por los suecos durante la guerra de los Treinta Años. En el siglo XX reforzaron su posición en la zona, impulsando sus bodegas, la hostelería y el sector turístico.

El origen de su nombre proviene, problablemente, del antropónimo germanico Ither y del latín villa = pueblo. Para que resulte más fácil, la traducción literal sería el pueblo de Ither

Qué ver en Itterswiller

Primera toma de contacto

¿Sabéis cuánto tiempo hacía que quería venir a Itterswiller? Tres años. Tres años desde que salió la noticia de su galardón Fleur d’Or 2017. Aunque la visita no pudo realizarse antes por falta de alineamiento de los astros, los tres años de espera han merecido la pena. En esta casa somos muy aficionados a las plantas y a las flores, en especial aquí mi socio. De modo que, en cuanto pudimos salir a la calle (oh, ansiada libertad) y después de hacer la visita de rigor a la naturaleza, para allá que fuimos. 

Dejamos el coche aparcado casi a la entrada del pueblo (zona este), dado que yo ya sabía de antemano que el tamaño del mismo no era muy grande y prefería no «destripar» gran cosa al volante. Esto lo recomiendo, si se puede dar el caso, tanto aquí como en otros pueblos de Alsacia. 

Para poneros en situación, «Villes y Villages Fleuris» es un concurso de gran solera en Francia, en activo desde 1959 y que promueve el desarrollo de parques, zonas ajardinadas y la decoración floral de ciudades y pueblos franceses. La escala de nivel va desde 1 flor hasta 4 flores, siendo 1 la más baja y 4 la alta. La distinción Fleur d’Or se otorga, de manera anual, a aquellos lugares que cuentan con 4 flores y que sobrepasan la excelencia.

Por poner algún ejemplo de 4 flores en Alsacia, contamos con ciudades más grandes como Mulhouse o Colmar, ciudades medianas como Illkirch-Graffenstaden y pueblos como Eguisheim, Bergheim, Huningue o Hirtbach.

La Belleza de sus casas

Con toda franqueza, admito que no llevaba nada apuntado para ver (tan solo un par de notas en mi cabeza), ya que quería fotografiar y visitar el pueblo a mi aire. Así es como se deben visitar estos pueblos alsacianos, a decir verdad y siempre y cuando no seas María de Descubriendo Alsacia

Las primeras imágenes que se llevó mi retina son inolvidables: la frondosidad y verdor de las viñas, así como una vista privilegiada sobre la llanura del río Rhin. Esto se debe a que Itterswiller está encaramado en una pequeña colina, llamada Emmebuckel ó Monte de las Abejas. Un poco más abajo podréis comprobar todo lo que digo.

El atractivo principal de Itterswiller se concentra en la arteria central del pueblo, la Route du Vin. Obviamente, al ser una carretera o zona de paso, hay coches y vehículos transitando. Me encantaría que este tipo de calles fuesen peatonales para disfrutarlas de pleno pero, innegablemente, esto sería imposible. Seguiré soñando…

La casa de las dos fotografías anteriores fue la primera que vimos y nos encandiló. Se trata de 26 Route du Vin (Hotel y Restaurante Faller Emmebuckel). Preciosa, ¿cierto?. El detalle de la viña tallada en la madera del entramado, así como el color y la estructura le dan el toque singular y único. 

Justo enfrente encontramos otra de las casas más especiales de Itterswiller. Hablamos del Hotel Kieffer y su bellísimo balcón de madera. Los propietarios de este hotel también tienen una bodega de nueve generaciones y cosechan sus propios vinos (Riesling, Pinot Gris y Pinot Noir).

Lo que viene ahora es un popurrí de la primera parte de la Route du Vin, a la altura del número 7. Destaco, sobremanera, un jardín privado PRECIOSO repleto de hortensias de varios colores. También tenían una flor que había visto antes en las Islas Canarias, el ave del paraíso. Creía firmemente que esta planta no llegaría a encontrarla en Alsacia por la gran diferencia térmica, especialmente en invierno, entre ambos lugares. No entiendo tanto de plantas como podréis comprobar.

los tres pilares

A lo largo de la Route du Vin vemos claro los tres sectores económicos predominantes de Itterswiller: las bodegas de vino, la hostelería y el turismo (hoteles y casas de alquiler vacacional). Si sois unos apasionados del mundo del vino o simplemente queréis visitar una bodega, este destino es ideal. Se puede realizar una cata en cualquier bodega y después comer o cenar en alguno de los restaurantes de típica comida alsaciana del lugar. Todo muy alsaciano y mucho alsaciano.

¿Habíais visto antes un restaurante con una fachada taaaan ideal? Yo no, desde luego. Su nombre es Au Caveau du Vieux Pressoir y, si por fuera es precioso, por dentro no se queda atrás. Nosotros entramos para comprar una botella de agua y nos quedamos prendados. Nos hemos prometido mutuamente volver tan pronto como se pueda para hacer una comida allí. Me fijé en la carta de la puerta y tenían una fórmula muy interesante: entrante y plato principal por 10,5€ de lunes a viernes en horario de comida (midi). El precio es fantástico y las reseñas que he leído del lugar son muy buenas. Tomad nota 😉

Último tramo de la route du vin

Enfilamos la última parte de la larga calle y visualizamos, en primer lugar, las casas pertenecientes al restaurante Arnold (98 Route du Vin). Vaya fachada tan impactante la primera, con ese gran barril de vino en primera línea. La segunda, de color amarillo y con muchos geranios, tampoco pasa desapercibida. Casi enfrente, los mismos propietarios del restaurante tienen un hotel & SPA. Parece que no les va mal y yo me alegro, claro 🙂

A continuación, nos toparemos con la iglesia Saint-Rémi. Mencionada por primera vez en 1321 y reconstruida en 1777. Después de la Primera Guerra Mundial, gran parte de la infraestructura tuvo que ser reconstruida, en esta caso, en un estilo neorrománico. Los elementos más antiguos de la iglesia son, por un lado, un mural interior representando el juicio final (siglo XIV) y, por otro, las esculturas del hombre y carnero de la torre-campanario (siglo XII). Aunque estaba abierta y la pudimos visitar, no pude hacer fotos del interior por la falta de luz. Es muy sencilla y modesta, nada del otro mundo. 

Último punto de interés: el mirador

No os vayáis que todavía no ha terminado la visita por Itterswiller. Como dije en uno de los primeros párrafos, el pueblo está encaramado en una pequeña colina, lo que le da el privilegio de actuar como balcón sobre gran parte de la llanura del Rhin. Esto lo han sabido aprovechar a la perfección instalando un mirador/zona de orientación coronado con la bandera de la UE. Para allá que fuimos mi socio y yo.

Hay dos posibilidades de llegar, el fácil+largo y el corto+cuesta. Sinceramente, nosotros optamos por la segunda opción y no es nada complicado, tan solo hay que sortear algunos escalones y un camino empinado. En el punto de inicio de la cuesta, hay un panel con un mapa orientativo. 

En menos de 5 minutos estábamos en el mirador. 

Llegar y asomarse por este balcón improvisado es un WOW absoluto. Primero, por lo evidente. Después, por los magníficos paneles explicativos y orientativos que allí se sitúan. Incluso nos llevamos una grata sorpresa: en los días de cielo despejado, se puede observar la catedral de Estrasburgo a lo lejos. Yo aluciné, claro (Dato: Estrasburgo está a 40 km aprox.). Intenté hacer una foto pero el zoom de la cámara no daba para más…

Además del campo de viñas, se divisan tres pueblos: Nothalten, Blienschwiller y, un poco más lejos, Dambach-la-Ville. Casi enfrente, la montaña de Bernstein (en poco tiempo tendréis un post sobre el castillo). Nos quedamos mirándolo todo durante un buen rato, aprovechando la ligera brisa fresquita que soplaba.

Bajamos por el mismo camino empinado y nos dirigimos, ya sí, al coche. Aquí acaba la ruta por el hermoso pueblo de Itterswiller, todo un descubrimiento.

Tanto mis sensaciones como las de mi socio fueron insuperables: ambos opinamos que es un pueblo con encanto, precioso gracias al esmero de vecinos/as y ayuntamiento y privilegiado por poseer tal entorno. Me encantaría repetir en invierno para comprobar en primera persona si el nivel de flores se mantiene (obviamente, entiendo que la variedad será mucho menor por simple lógica).

Espero que os haya gustado y me encantaría saber si apostáis por incluir Itterswiller en vuestra ruta por los pueblos alsacianos. Garantizo que no os arrepentiréis. Los comentarios de la parte inferior están habilitados para que dejéis vuestras impresiones o dudas; estaré encantada de responder a todos/as.

¡Gracias por la visita y nos leemos la semana que viene!

Otros links de interés
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LA VISITA A ITTERSWILLER TUVO LUGAR EL 11 DE JULIO DE 2020.
LAS FOTOGRAFÍAS FUERON TOMADAS CON UNA CÁMARA NIKON D5500 Y EDITADAS CON ADOBE LIGHTROOM.

Verde que te quiero verde.
Verde viento. Verdes ramas.
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.

– Federico García Lorca –



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